Respetar las diferencias, ya sean de raza, cultura, religión
o incluso discapacidades, no solamente es importante en un mundo cada
vez más globalizado, sino que prepara a los niños para ser solidarios, a
valorar y aprender de otros, a ser tolerantes y respetuosos, y a evitar que
tomen decisiones basadas en prejuicios y estereotipos.
¿Sabías que los niños no nacen con prejuicios? No
discriminan ni le dan importancia a las nacionalidades, el color de piel o
idioma. A un niño no le importa de dónde sea otro niño, ya que habla el
lenguaje universal de los juegos. Desafortunadamente, con el tiempo, van
adquiriendo prejuicios a partir de lo que observan en su entorno e igual que
los valores, estos se transmiten de padres a hijos. Por eso es tan
importante ayudarles a tener una mente abierta enseñándoles con el ejemplo.
La diversidad existe, y debemos aceptarla y respetarla, en
lugar de criticarla. Podemos aprender mucho con las diferencias. Es una tarea
muy importante principalmente en un mundo en que las realidades se mezclan. Un
niño puede aprender a respetar la diversidad cuando sus padres también lo
hacen, leyendo libros e historias acerca de otras culturas, conociendo
otros idiomas, viajando y conociendo a lugares y realidades diferentes, visitando
exposiciones sobre distintos países, y teniendo libertad en la elección
de sus amigos.