Un jeroglífico es cada uno de los signos
gráficos del sistema de escritura inventado por los antiguos
egipcios. Las actuales denominaciones jeroglífico y jeroglifo
se deben al lingüista francés Jean-François Champollion, que fue
quien logró descifrar los jeroglíficos egipcios.
También,
por similitud, son llamados jeroglíficos a cada uno de los signos (o glifos)
que conforman la escritura de algunas antiguas civilizaciones, como la maya o
los hititas que representa las palabras mediante figuras o símbolos (ideogramas, logogramas o pictogramas)
y no con signos fonéticos o alfabéticos.
Durante
el Renacimiento, un jeroglífico era una representación artística de una
idea esotérica. Por extensión, también se aplica a cualquier escritura de
difícil interpretación, o al pasatiempo que contiene un acertijo a
través de figuras.
Factores decisivos en la
desaparición de los jeroglíficos fueron la introducción de las lenguas griega y latina, producida por la
conquista de esos respectivos imperios. También el cristianismo, al negar las religiones politeístas locales, contribuyó para que, hacia el siglo
V d. C., el conocimiento de esta escritura se
perdiese. Todo lo que estaba relacionado con los antiguos dioses egipcios era
considerado pagano, y por lo tanto, prohibido.