El emprendimiento hoy en día, ha ganado una gran importancia
por la necesidad de muchas personas de lograr su independencia y estabilidad
económica. Los altos niveles de desempleo, y la baja calidad de los empleos
existentes, han creado en las personas, la necesidad de generar sus propios
recursos, de iniciar sus propios negocios, y pasar de ser empleados a ser
empleadores.
Todo esto, sólo es posible si se tiene un espíritu
emprendedor. Se requiere de una gran determinación para renunciar a la
“estabilidad” económica que ofrece un empleo y aventurarse como empresario, mas
aun sí se tiene en cuenta que el empresario no siempre gana como sí lo hace el
asalariado, que mensualmente tiene asegurado un ingreso mínimo que le permite
sobrevivir.
En muchos países (Casi todos los países Latinoamericanos),
para muchos profesionales la única opción de obtener un ingreso decente, es
mediante el desarrollo de un proyecto propio. Los niveles de desempleo, en gran
parte de nuestras economías, rondan por el 20%, por lo que resulta de suma
urgencia buscar alternativas de generación de empleo que permitan mejorar la
calidad de vida de la población.
Los gobiernos han entendido muy bien la importancia del
emprendimiento, tanto así, que han iniciado programas de apoyo a emprendedores,
para ayudarles en su propósito de crear su propia unidad productiva, pero
desafortunadamente no han logrado implementar políticas que generen resultados
palpables.